EL COMUNISMO NO GUSTABA, EL SOCIALISMO TAMPOCO.
QUERÍAMOS CAPITALISMO.
Dicen que se consume muy poco, que ni las rebajas sirven para consumir más.
Es lógico,
¿quién va a consumir más: los parados, los funcionarios, los pensionistas, los
empleados semiesclavizados con la espada de Damocles del despido, los autónomos
camino de la ruina...?
Una política
económica que sube los impuestos y despide a parte de los trabajadores y a la
otra parte le baja el sueldo, conduce irremediablemente a la ruina del país.
Eso lo sabe todo el mundo, incluso los que aplican esa política económica. Y,
entonces, si lo saben ¿por qué lo hacen? Precisamente, porque ese es su
objetivo: conducir a la población a la pobreza y la miseria. Y, ¿para qué? Para abaratar costes.
Esta
política económica y fiscal se complementa con la política laboral, consistente
en eliminar los derechos de los trabajadores y cargarse a sus representantes
sindicales.
Cuando
consigan estos objetivos (tener una población pobre, sin derechos y sin
organizaciones sindicales) podrán imponer las condiciones que les venga en gana
y así obtener el beneficio que les apetezca.
Es lo que algunos llaman CAPITALISMO SALVAJE, y yo, simplemente CAPITALISMO.
Es lo que algunos llaman CAPITALISMO SALVAJE, y yo, simplemente CAPITALISMO.