miércoles, 5 de septiembre de 2012



EL COMUNISMO NO GUSTABA, EL SOCIALISMO TAMPOCO. QUERÍAMOS CAPITALISMO.


Dicen que se consume muy poco, que ni las rebajas sirven para consumir más.

Es lógico, ¿quién va a consumir más: los parados, los funcionarios, los pensionistas, los empleados semiesclavizados con la espada de Damocles del despido, los autónomos camino de la ruina...?

Una política económica que sube los impuestos y despide a parte de los trabajadores y a la otra parte le baja el sueldo, conduce irremediablemente a la ruina del país. Eso lo sabe todo el mundo, incluso los que aplican esa política económica. Y, entonces, si lo saben ¿por qué lo hacen? Precisamente, porque ese es su objetivo: conducir a la población a la pobreza y la miseria. Y, ¿para qué? Para abaratar costes. 

Esta política económica y fiscal se complementa con la política laboral, consistente en eliminar los derechos de los trabajadores y cargarse a sus representantes sindicales. 

Cuando consigan estos objetivos (tener una población pobre, sin derechos y sin organizaciones sindicales) podrán imponer las condiciones que les venga en gana y así obtener el beneficio que les apetezca. 

Es lo que algunos llaman CAPITALISMO SALVAJE, y yo, simplemente CAPITALISMO.